Kusi Warma
Kusi Warma, por una infancia feliz, sana y con futuro
En un Perú donde las brechas educativas y la anemia infantil afectan a millones de niños, Kusi Warma surge como una respuesta transformadora. Con un enfoque integral que une educación, nutrición y vínculos familiares, esta iniciativa devuelve la esperanza a comunidades olvidadas.
«Antes de Kusi Warma, no conocía el poder del afecto familiar ni la importancia de celebrar un cumpleaños. Ahora sé cuánto puede transformar un abrazo». Estas palabras de Adriana Vilma Yanqui Capacoila, una madre de la región de Puno (Perú), reflejan la esencia de una iniciativa que va más allá de combatir la pobreza. Kusi Warma, término quechua que significa «niño feliz», es un ejemplo de la importancia del compromiso por la salud y la educación de los más pequeños.
Y es que como dijo Nelson Mandela, «la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo» y comienza con el compromiso de todos para garantizar que la infancia crezca sana y con acceso a una educación de calidad. Proteger su bienestar físico y mental así como brindarles oportunidades educativas no solo transforma sus vidas, sino que fortalece comunidades enteras y construye un mundo más equitativo y preparado para los desafíos del futuro.
Un panorama de desigualdades
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú (INEI) el 70% de la población menor de tres años en Puno (Perú) padece anemia, un problema que afecta su salud física pero que también deja cicatrices invisibles en su desarrollo cognitivo y emocional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando la prevalencia nacional o local de anemia es mayor al 40%, se considera un problema de salud pública severo. Hay que tener en cuenta que Puno se encuentra dentro de las regiones más desfavorecidas del país con un 41% de pobreza total. La anemia infantil no es solo un problema médico sino que tiene una relación directa con la falta de recursos, ya que hace que baje su rendimiento escolar y su capacidad de desarrollo cognitivo, afectando a su futuro. Además, el déficit educativo en comprensión lectora agrava la situación, ya que según la Evaluación Virtual de Aprendizaje (EVA 2021) del Ministerio de Educación, Perú tiene un retraso de tres años en este ámbito, especialmente en las comunidades rurales, donde las brechas económicas se traducen en deserción escolar y trabajo infantil. Sin las capacidades físicas y cognitivas necesarias, los niños afectados quedan atrapados en un ciclo de desigualdad que persiste a lo largo de generaciones. Además, se observa grandes diferencias entre hombres y mujeres en Perú, siendo el caso de Puno uno de los más críticos, donde el nivel de analfabetismo de las mujeres es cuatro veces superior respecto a los hombres.
«El 70% de los niños menores de tres años en Puno (Perú) padece anemia» (INEI)

Coordinadora de Kusi Warma
Kusi Warma es respuesta a la esperanza
Frente a este panorama, Redeia, a través de su filial Redinter, y la entidad social ADRA Perú, pusieron en marcha en 2022 la iniciativa Kusi Warma. Su objetivo es abordar las raíces de la pobreza infantil desde distintos ángulos, como la nutrición, la educación, las habilidades socioemocionales y el fortalecimiento de los vínculos familiares. El proyecto responde a la necesidad de generar condiciones adecuadas para que los menores en situación de vulnerabilidad puedan desarrollarse de forma integral, mediante el fortalecimiento de las capacidades de padres y madres para proporcionar cuidado y atención, optimizando los recursos disponibles y promoviendo una dinámica familiar más equilibrada. Además, esta iniciativa empodera a las mujeres haciéndolas conscientes de su poder e involucra activamente a los hombres en la corresponsabilidad del hogar, fomentando una mayor equidad en las responsabilidades familiares. Asimismo, el programa impulsa la organización comunitaria para la protección de la infancia, trabajando en estrecha colaboración con las instituciones responsables de garantizar los derechos de los menores. Con esto se logra un impacto sostenible y significativo en las comunidades más vulnerables. «Cada persona es un mundo y sobre todo las zonas rurales necesitan mayor énfasis. Focalizar nuestro interés en ellos es importante» afirma Ruth Saraí Chávez Cueva, coordinadora de Kusi Warma.
Adriana Vilma Yanqui: «La enfermera me enseñó a distribuir los alimentos, saber si mi hija tiene anemia y qué hacer en ese caso, o a tratar el agua para que sea segura»
La formación como semilla
El secreto de Kusi Warma radica en el compromiso de las comunidades locales, donde madres, padres, maestros y voluntarios se convierten en agentes de cambio. En las escuelas, por ejemplo, se han puesto en marcha talleres focalizados en la autoestima y habilidades socioemocionales y se han creado los llamados «rincones de lectura», zonas con libros que despiertan el interés y la creatividad de los alumnos. Pero también se ha capacitado a los docentes mediante formación en distintas áreas temáticas de enseñanza y protocolos de actuación ante situaciones de riesgo. «Aprendí nuevas estrategias para enseñar comprensión lectora. Ahora veo a mis alumnos leer con entusiasmo», destaca Eliana Nery Mestas, docente que ha formado parte del proyecto.
El impacto no termina en las aulas. Madres como Adriana, reciben formación en nutrición, higiene y afecto familiar, llevando el aprendizaje a sus hogares. Un ejemplo notable es el programa de alimentación, donde aprenden a preparar comidas ricas en hierro utilizando ingredientes locales. Este conocimiento no solo reduce los índices de anemia, sino que también fortalece la autoestima de las madres, quienes ahora se ven a sí mismas como cuidadoras capaces y esenciales. «Como mamá me siento agradecida porque aprendí muchas cosas que mejoran mi día a día con los que más quiero. Por ejemplo, la enfermera me enseñó a distribuir los alimentos, saber si mi hija tiene anemia y qué hacer en ese caso, o tratar el agua para que sea segura. La psicóloga me enseñó sobre el afecto familiar, los abrazos y la comunicación en la casa», afirma Adriana. Cada visita domiciliaria, cada taller con docentes y cada rincón de lectura se entrelazan para formar una red de apoyo que sostiene a las comunidades más vulnerables. Y es que la clave está en el empoderamiento: enseñar a las familias que tienen el poder de transformar sus propias vidas.
Cada pequeño gesto cuenta
Los avances que presentan los menores desde que se inició el proyecto son notables ya que ahora se observa un incremento de su habilidad socio-emocional, una mayor facilidad para interactuar con sus compañeros y un mejor concepto de sí mismos. «Mi sueño es ser arquitecta y artista», comenta Ingrid, hija de Adriana, con una sonrisa tímida. Ingrid no solo ha aprendido a leer mejor sino que también ha aprendido a creer en un futuro diferente, gracias al compromiso de su familia. Con esperanza en los ojos, la docente Eliana Nery Mestas concluye: «Las familias son el eje principal para poder dar una educación de calidad. Mi sueño es ver a mis estudiantes convertirse en ciudadanos exitosos, y que sus padres sigan apoyándolos».
Eliana Nery Mestas: «Mi sueño es ver a mis estudiantes convertirse en ciudadanos exitosos, y que sus padres sigan apoyándolos»

Docente
El impacto del programa también se refleja en cifras contundentes que muestran su efectividad, donde el 97% de los niños beneficiarios lograron niveles normales de hemoglobina al finalizar el tratamiento contra la anemia y el 100% alcanzó niveles aceptables de comprensión lectora. En la iniciativa han participado 284 personas, entre las que se encuentran 156 menores, 108 padres, 13 docentes y 7 promotores de salud, que han trabajado de forma conjunta para mejorar el bienestar en cada ámbito de la comunidad.
En el ámbito familiar, el fortalecimiento de la comunicación ha sido crucial consiguiendo que el 80% de las familias finalizara el proyecto con indicadores sobresalientes de funcionalidad y cohesión, un resultado que subraya la importancia de las relaciones saludables en el hogar. Ruth Saraí Chávez Cueva, coordinadora del programa, resume el espíritu de Kusi Warma con claridad y pasión: «Para tener familias saludables y felices, el primer paso es aceptar la ayuda y Kusi Warma está aquí para brindarles esa oportunidad».