El quebrantahuesos, rey de los cielos y la biodiversidad

El quebrantahuesos es una especie única en el mundo. Su conservación ha estado en peligro, pero el compromiso de personas como Gerardo, Félix o Marta ha devuelto a los cielos de los Picos de Europa su impecable vuelo.

La silueta del quebrantahuesos volando entre imponentes montañas sigue siendo una de las imágenes más impresionantes de la naturaleza española. Una imagen que permanece en la retina de Félix López, conocido como Kuquiellu, un apasionado de la montaña originario de Onís (Asturias) y guía de montaña. «Las montañas son mi vida y donde hay pastores, cabras y ovejas, hay quebrantahuesos. Es un animal único en el mundo», afirma.

​​La especie ocupaba prácticamente toda la Península Ibérica en el pasado, pero durante un tiempo la presencia de quebrantahuesos estuvo en peligro por la drástica reducción de sus poblaciones en España durante el siglo XX. De hecho, en 1956 murió el último ejemplar que habitaba en Picos de Europa, donde se extinguió. Ahora la especie cuenta con el nivel más alto de protección en la Unión Europea y en España, donde está declarada “en peligro de extinción”. «Ha pasado de estar prácticamente extinguido, con apenas 70 ejemplares, a tener en la actualidad más de 1.000 volando en libertad en los Pirineos, Picos de Europa o sierras del sur de España», afirma Gerardo Báguena, presidente de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ). La caza, el envenenamiento, la destrucción de su hábitat o la disminución de sus fuentes de alimentación son algunas de las causas principales que motivaron su casi desaparición. «Es un regalo ver al quebrantahuesos volar aquí de nuevo», afirma con esperanza Felix, consciente de que esta especie es un elemento clave para la biodiversidad.

Una especie única

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) es un ave inconfundible, no solo por su gran tamaño, que puede sobrepasar los 2,80 metros de envergadura, sino por su particular dieta a base de huesos. Es la única especie carroñera que se alimenta de restos óseos que no tienen aprovechamiento alguno, de ahí su estrecha vinculación con los grandes rebaños ovino y caprino. La importancia del quebrantahuesos para el ecosistema y la biodiversidad es inmensa, pues como único animal que se alimenta casi exclusivamente de huesos, su papel en la cadena trófica es fundamental para mantener el equilibrio ecológico. Esta especie constituye el último eslabón en el aprovechamiento de las carroñas, de las que consume sobre todo los tendones y huesos que fragmenta dejándolos caer desde gran altura sobre las rocas. «Un quebrantahuesos en la montaña hace una limpieza de huesos de alrededor de 165 kilos al año. Es parte fundamental de la cadena», destaca Félix. Su capacidad para limpiar huesos lo convierte en un elemento clave del ecosistema y su presencia en el hábitat de montaña es un indicador de la salud de la biodiversidad en su conjunto, convirtiéndolo en una especie paraguas que protege indirectamente a muchas otras. Sin embargo, para que este equilibrio persista, se necesitan esfuerzos coordinados.

El comienzo de una colaboración

Conscientes de la importancia de la conservación de una especie como el quebrantahuesos, la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) y Red Eléctrica pusieron en marcha un proyecto de colaboración en 2022, con el que la compañía emprendió un plan específico de señalización para la protección del quebrantahuesos junto con la fundación. ·El objetivo: reflexionar de manera conjunta sobre lo que podría hacerse para lograr la necesaria convivencia entre los tendidos eléctricos, infraestructuras esenciales, y la avifauna.

Para realizar este proyecto, la compañía se ha apoyado en la cartografía de corredores de vuelo que comenzó a realizar su filial, Red Eléctrica, en 2010 para obtener mapas de sensibilidad y mapas de riesgo. Gracias a la integración de datos de corredores de vuelo de aves se pueden prevenir impactos sobre la avifauna durante las fases de planificación y ejecución de nuevas líneas eléctricas, priorizando las actuaciones correctoras en líneas existentes. «La fundación posee muchos datos de gran utilidad que nos han permitido definir un plan específico para la protección del quebrantahuesos. Además, no solo estás protegiendo al quebrantahuesos, con la señalización también protegemos al resto de especies que utilizan esos corredores de vuelo» afirma Marta García, coordinadora ambiental y responsable de avifauna en Red Eléctrica.

Gracias a esta iniciativa, actualmente se han señalizado casi 160 kilómetros de líneas eléctricas con salvapájaros en zonas de influencia de quebrantahuesos. «Tenemos la tecnología, la información y la voluntad de empresas como Redeia que ponen a disposición del quebrantahuesos a su equipo de ingenieros y su conocimiento para que el impacto de los tendidos en la especie sea el menor posible», apunta Gerardo.

El efecto de cambio climático

El calentamiento global está transformando los ecosistemas de forma inquietante. Cada vez más observamos como el aumento de la temperatura y el cambio de las condiciones climáticas dan lugar a migraciones masivas sin precedentes o a la aparición de especies invasoras como los mosquitos portadores de enfermedades. La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) y Redeia han puesto ahora en marcha el proyecto ‘Área integral de conservación para el Quebrantahuesos en la Sierra del Cuera (Asturias)’, que busca conocer el impacto del cambio climático en la biodiversidad y, en particular en el hábitat de montaña. «El cambio climático es una amenaza transversal y de efectos imprevisibles. Los mosquitos, que son portadores de potenciales enfermedades y que no deberían estar en la zona alpina de las montañas españolas, están siendo capaces de colonizar estos hábitats, afectando a especies que nunca estuvieron expuestas a estas enfermedades, de tal manera que un simple mosquito es capaz de matar quebrantahuesos» afirma Gerardo.

A través de esta iniciativa se ha creado una estación de monitorización de la salud y condiciones ambientales en hábitats de montaña que permite analizar los valores vitales de los quebrantahuesos. Para ello, se recogen muestras de vectores transmisibles de enfermedades como los insectos hematófagos. Félix es parte activa de este esfuerzo, ya que cada semana monta las trampas para mosquitos, recopilando datos periódicos que podrían ser clave para prevenir epidemias entre las aves rapaces. Estas muestras se envían al Instituto de Recursos Cinegéticos (IREC) dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Castilla-La Mancha.

El compromiso con el futuro

La colaboración de Redeia y la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) no se limita a la protección de la especie, sino que también busca inspirar a las generaciones futuras. Cada año, un pollo liberado en la naturaleza recibe un nombre elegido por los alumnos del CRA de Benia de Onis (Asturias). Este gesto simbólico busca vincular a los niños con la conservación de su entorno. «Confío mucho en la gente joven porque cada vez están más concienciados», comenta Félix.

La supervivencia del quebrantahuesos depende de esfuerzos integrados, educación y una visión clara de sostenibilidad. El trabajo realizado ha permitido que en los Picos de Europa se hayan introducido entre 2010 y 2024 un total de 45 ejemplares de quebrantahuesos que conviven con otras especies de avifauna como el buitre leonado, el águila real o el alimoche. «Estar cerca de determinadas especies te cambia la visión. He escuchado el latido del corazón de un quebrantahuesos. No puedo hacer otra cosa que trabajar por conservarlo», afirma emocionada Marta.

Marta García (Red Eléctrica): «Estar cerca de determinadas especies te cambia la visión. He escuchado el latido del corazón de un quebrantahuesos. No puedo hacer otra cosa que trabajar por conservarlo»

La conservación del quebrantahuesos no es solo un deber ecológico, sino un compromiso con las generaciones futuras. Y es que proteger una especie como el quebrantahuesos es preservar mucho más que un animal, sino un ecosistema entero. «No hay ecología sin economía. Procedemos del campo y en el campo está la solución para el futuro», reflexiona Gerardo.